Todo el mundo conoce la regla implícita: No gustes del novio de tu
mejor amiga.
Sarah está enamorada de Ryan desde hace años. Es sencillo hablar
con él, es súper inteligente, y la entiende por completo. Últimamente hasta
pareciera que él le estuviera prestando atención extra. Todo estaría perfecto
a no ser por dos cosas: Ryan es el novio de Brianna, y Brianna es la mejor
amiga de Sarah.
Sarah se obliga a sí misma a evadir a Ryan e intenta convencerse de que no
le gusta. Ella se siente tan culpable por desearlo, y lo último que quiere es
herir a su mejor amiga. Pero una noche, cuando ella se ve involucrada con
Ryan, algo sucede. Es maravilloso… y horrible.
Sarah está deshecha por la culpa, pero lo que ella siente no es nada menor a
una adicción, y no puede evitar el querer más…
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